-En unos censuraba errores y vicios universales como la ociosidad, el fanatismo religioso, la vanidad o la hipocresía…
-En otros satirizaba sobre tópicos del momento, como la defectuosa educación de los niños, las leyes injustas, los matrimonios desiguales, el comportamiento de los frailes o los prejuicios que resultaban de la ignorancia y de la superstición.
-En la mayoría subyacía una profunda crítica a las instituciones y al sistema social tan injusto del Antiguo Régimen.La técnica artística es expresionista, deformando fisonomías y cuerpos humanos para dar aspecto bestial a los vicios y torpezas humanas. Según palabras del propio Goya no estaba en su ánimo ridiculizar a ningún individuo concreto, aunque desde el momento de su publicación ya hubo quien quiso ver en algunos de los personajes a figuras del momento. Las escenas son aparentemente cotidianas pero en escenarios tenebrosos, donde la luz crea ambientes irreales para acentuar el mensaje, y con seres monstruosos, brujas, prostitutas, duendes, frailes...Los títulos que acompañan a los grabados son sentencias punzantes e irónicas. En ellas siempre hay que distinguir un doble significado: el literal y el profundo. El juego de dobles sentidos permite una interpretación libre al que los contempla y protege al artista de una acción directa contra él por parte de la Inquisición o de sus enemigos.La obra de los Caprichos ha influido sobre varios movimientos artísticos por distintos motivos. El romanticismo apreció sobre todo su espíritu rebelde y de crítica social. El expresionismo la capacidad de mostrar lo que sentía a través de esos seres deformes. El surrealismo reconoce en él a un artista que obtiene su lenguaje de un mundo onírico de pesadilla.Goya, por sí solo, llena uno de los capítulos más gloriosos de la historia del arte. Vivió entre 1746 y 1828. La personalidad de Goya le sitúan fuera de las corrientes artísticas dominantes en el momento. Ni el neoclasicismo ni el románticismo dejan huella en su arte. Su época es la misma en la que triunfan David, Tiépolo, Courbet, Ingres, el arte didáctico, los temas mitológicos, la figuración, etc. El color alcanza en Goya un concepto nuevo. El color se valora por sí mismo, es un elemento expresivo fundamental del cuadro. Su dibujo no es detallado y preciosista sino abocetado, llegando incluso a dejar parte del cuadro sin cubrir. Su pincelada es un gran movimiento, un gran trazo de pincel que es trazado con una técnica nerviosa y fogosa, y donde queda marcada su personalidad, su psicología y su expresividad genial.
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