Esta imagen que vemos a continuación se corresponde con una escultura, podemos decir que se trata del David de Donatello, escultor del Quattrocento. Se trata de escultura de bronce de 158 cm de altura. La obra fue realizada en torno a 1440 (o a 1430 según algunos expertos) por encargo de Cosme de Médici, que quería situarla en los jardines de su palacio de Florencia .Actualmente se encuentra en el Museo del Bargello.
Es una obra representativa del quattrocento italiano y tiene un aire inequívocamente clásico debido a su desnudez y a su composición claramente praxiteliana. Por eso, aunque se trata de un tema bíblico, en este adolescente frágil y audaz se reconoce inmediatamente a un héroe de la Antigüedad clásica.
El escultor nos representa al joven héroe bíblico concebido como si de una escultura del mundo griego se tratara, ya que lo muestra sin ropa, valorando el cuerpo desnudo como portador de belleza, concepto claramente clásico pues el tema no lo requiere, igual que la valoración de la belleza formal por encima de la temática, que en la Edad Media había quedado relegada al primar los valores expresivos sobre los externos, tratándose de una obra concebida también para el goce estético. Algunos autores ven en esta escultura una cierta evocación de la elegancia del gótico internacional unida a los nuevos valores estéticos del mundo renacentista.
Esta obra constituye el primer desnudo de bulto redondo tras la desaparición del imperio romano. También es clásico el momento elegido para representarlo, ya que nos muestra al joven una vez que ha derrotado a su rival con la honda y le ha cortado la cabeza con su propia espada. Aparece relajado, sin tensión, dibujando un claro óvalo compositivo, cerrando las líneas con la espada apoyada en el suelo.
El modelo es claramente praxiteliano, tanto por el exagerado contraposto de su cuerpo como por el tratamiento anatómico blando, suave, casi femenino que caracterizaba la obra del maestro griego (particularmente evoca la estatua del “Apolo Sauróctonos”) y que Donatello representa en esta obra. Posee un ritmo suavemente ondulado, realzado por los brazos separados del cuerpo, uno sujetando la espada y el otro apoyado en el cuerpo, dando la sensación de relajación, de tranquilidad. La misma inflexión de las piernas evita cualquier tensión a la figura. Sólo la cabeza que está bajo el pie izquierdo del David nos recuerda lo ocurrido en el combate, así como una piedra que tiene el adolescente en su mano izquierda. David aparece representado con el pelo largo suelto, tocado por un sombrero (inspirado en los de paja de los campesinos de la Toscana) y calzado con una especie de sandalias que, junto con el sombrero rompen un poco el tratamiento formal de casi “sfumato” del cuerpo, contrastando plásticamente con él.
El tema del David es muy querido en el Renacimiento, ya que entre otras muchas lecturas, si se interpreta en clave neoplatónica hay que entenderlo como el triunfo de la inteligencia frente a la fuerza bruta representada por el gigante. Claro que hay autores que ven en esta representación una clara alusión a la victoria de Florencia sobre Milán al representar al joven vencedor ataviado con un sombrero típicamente florentino y al mostrar la espada de Goliat, que también simboliza a Milán. La inscripción que acompaña a la escultura refuerza esta tesis. Simboliza además perfectamente lo que significa el Renacimiento, es decir la reinterpretación del mundo clásico antiguo bajo un punto de vista cristiano.
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